La pandemia de la Covid-19 ha cambiado la percepción que teníamos de muchos aspectos de nuestra vida. La arquitectura no se ha quedado atrás, buscando lugares más saludables y alejados de todo tipo de peligros.
La relación del ser humano con el entorno es multidireccional. Así, los edificios impactan en el ecosistema e influyen en la lucha contra el cambio climático. Del mismo modo, los entornos urbanos también determinan y condicionan la salud de los edificios y éstos, las de sus usuarios.
Factores como la iluminación, la accesibilidad, la climatización, el aislamiento térmico y acústico, los contaminantes producidos por algunos materiales de construcción y los compuestos orgánicos volátiles (VOC) dan lugar al conocido como Síndrome del Edificio Enfermo, definido por la OMS en 1982 como “el conjunto de enfermedades originadas o estimuladas por la contaminación del aire en estos espacios cerrados”.
Arquitectura para el bienestar
Por culpa de la pandemia, la arquitectura ha adquirido un mayor protagonismo para ofrecer mayor bienestar a los usuarios. Para ello se ha apostado por espacios abiertos y flexibles, aislados acústicamente y con una buena ventilación. A todo esto se le suma el uso de materiales de calidad, que cuentan con la más avanzada tecnología y medidas de higiene.
A ellos se suman otros elementos más difíciles de evaluar y cuantificar, pero con una influencia clara en la salud, como los relacionados con la incorporación del color y de la vegetación para mejorar el estado anímico y reducir el estrés en los espacios cerrados o el uso de superficies y textiles antibacterianos capaces de eliminar sustancias nocivas del ambiente.
Espacios saludables certificados
La Certificación WELL es un sistema de puntuación dinámico para edificios y comunidades, que permite identificar, medir y monitorizar las características de los espacios construidos y su impacto en la salud y el bienestar de sus ocupantes y también su influencia directa en la concentración y productividad de las personas.
En octubre de 2019, la sede corporativa del Parque Tecnológico Actiu en Castalla se convirtió en el quinto complejo del mundo, el segundo de Europa y el primero de España en recibir el certificado Well v2 Platino. Además, la sede de Actiu pasó a ser el primer edificio industrial del mundo en sumar la certificación Well Platino juntamente con la de Leed Platino, por su arquitectura sostenible. Desde entonces, Actiu no ha dejado de apostar por liderar el cuidado de la salud y el bienestar de sus trabajadores.
Gestión del bienestar
Actualmente la sede de Actiu se encuentra entre los 10 edificios de Europa que han logrado la certificación Well v2 Platino y ha dado un paso más implantado recientemente Gaia by Actiu, una plataforma inteligente que permite medir y supervisar aspectos como la temperatura, la humedad, el sonido, la luz, el grado de ocupación y la calidad del aire y de partículas en suspensión PM 2,5 y PM 10.
El proceso de certificación desarrollado por Actiu en su sede de Castalla para conseguir el estándar internacional Well v2 cuenta también con el premio Best Practice al mejor proyecto de Facility Management 2020 otorgado por IFMA España. Una filosofía Well que destaca la importancia de crear espacios de trabajo que fomenten el bienestar y que la empresa además traslada a sus clientes, a través de su propia experiencia y productos flexibles, sostenibles y saludables que ayudan a transformar sus espacios de trabajo.