Resulta sorprendente lo que se puede llegar a hacer sobre una vieja construcción. Un lugar que parece estar abandonado, se puede convertir en el lugar perfecto donde hacer realidad nuestros sueños y poder disfrutar de esa casa con la que siempre hemos soñado. Un claro ejemplo de esto que estamos hablando, lo encontramos en la transformación que sufrió la Casa Piraja. Un cambio radical donde lo nuevo nada tiene que ver con el pasado.
Casa de tres generaciones
Por esta casa han pasado tres generaciones diferentes, lo que nos sirve para hacernos una idea de los años que puede tener. Está ubicada en un barrio de Sao Paulo, Brasil. La reforma fue encargada al estudio de arquitectura BRA que trabajaron junto con el propietario para cumplir los requisitos de este.
La casa original tenía espacios excesivamente compartimentados con poca luz y un techo muy bajo. Esto se alejaba mucho de las necesidades de la joven pareja que pretendía vivir en ella.
En las imágenes superiores, se puede observar algunas fotos tomadas durante la fase de construcción.
Tras la reforma, la casa cuenta con un patio exterior en la parte delantera con un pequeño jardín en uno de sus lados.
Tras entrar en la casa, nos encontraremos de lleno con la zona de la cocina y el comedor.
En la cocina nos encontramos una pared de ladrillo original que ha sido pintada para mantener el espacio brillante y acogedor. En la pared opuesta, se colocaron los muebles de la cocina, muebles de madera y color blanco con un estilo minimalista. La isla de la cocina se extiende a lo largo de toda la cocina.
Aprovechamiento máximo del espacio
Al lado de la cocina está la sala de estar. Los asientos están ubicados a lo largo de un lado del espacio, mientras que en la otra pared, hay una estantería con espacio para mostrar figuras de acción y albergar el televisor.
Fuera de la sala de estar hay un patio con árboles y plantas pequeñas, así como una cocina al aire libre. El lugar perfecto para organizar reuniones con amigos o familiares.
En el interior, y entre la sala de estar y la cocina, se ubica una escalera de hormigón y acero que conducen al segundo piso de la casa.
En esta planta nos encontramos dos dormitorios, uno de ellos con vistas a la calle. También un obturador de madera que se puede cerrar para proporcionar privacidad a esta zona de la casa.
Las escaleras continúan hasta el techo, donde un tragaluz da acceso a la terraza de la azotea.
La cubierta tiene una pequeña área de césped y jardín, así como espacio para relajarse.
¿Qué os ha parecido la transformación sufrida por la Casa Piraja? Animaros y compartir con todos nosotros vuestros comentarios. ¡Os estamos esperando!