Un colegio de Japón de preescolar ha sido diseñado de tal forma que permite la formación de grandes charcos de agua con la intención de que sus pequeños estudiantes puedan jugar con ellos sin miedo a ser regañados por los profesores.
Todo el mundo estaréis de acuerdo para afirmar que algo tienen los charcos de agua que se forman en las calles y patios de las casas cuando llueve que llama tanto la atención de los más pequeños. Es como una fuerza magnética que los atrae a saltar sobre ellos, lo que conlleva que al final se empapen los pies y se manchen toda la ropa que lleven puesta, para «alegría» de los padres. También estaréis conmigo de acuerdo en que cuando uno es pequeño, es fundamental disfrutar jugando al aire libre, dando rienda suelta a su imaginación, así que si hay alguna etapa de la vida en la que se debería permitir a los niños que hicieran lo que quisieran para divertirse, sin que se preocuparan de los gritos de los mayores o de que se mojaran los zapatos y calcetines, esta no es otra que la etapa de preescolar.
En los colegios actuales, por lo general, cuando llueve, no se permite a los más pequeños salir al patio por temor a que terminen todos metidos en los charcos, pero esto no ocurre en el nuevo colegio diseñado por Hibino Sekkei en la ciudad japonesa de Kumamoto, un colegio que ha sido pensado para que los charcos se queden en el sitio una vez que haya cesado la lluvia.
El patio de esta escuela está diseñado de tal forma que es capaz de acumular el agua de la lluvia tras un fuerte aguacero, formando una especie de piscina que puede ser utilizada por los niños para que salgan y jueguen en él sin miedo a ser reprendidos por sus profesores. Además de servir para recoger el agua, en los días secos, ese área puede ser utilizado para la práctica de otros deportes como el bádminton o el softbol, y en invierno incluso puede ser utilizada como pista de patinaje sobre hielo.
Toda la escuela fue diseñada en un plano abierto con la intención de promover un plan de estudio flexible y sin ningún tipo de restricciones. Los muebles son utilizados como elementos de división y además a los profesores se les anima a mezclar diferentes clases.
A los padres se les pide que sean ellos los que compren los escritorios y sillas que utilizarán sus hijos durante toda esta etapa de preescolar, y una vez que se gradúen, se los pueden llevar a su casa. Con esto se consigue que continuamente haya un flujo de nuevos muebles en la escuela, lo que ayuda en el mantenimiento de una estética fresca y limpia de todo el edificio.
El diseño de los baños también está pensado para que los niños puedan acudir por ellos mismos, teniendo todos los elementos a su altura.
Los muros brillan por su ausencia, y en su lugar se ha utilizado grandes paredes de cristal, lo que hace que los niños puedan ver tras de ellos lo que llama mucho su atención.
Vía: Spoon-tamago
