Al hablar de carreteras, lo más habitual es utilicen el alquitrán para el firme, pero esto poco a poco va cambiando, dejando paso a otros materiales como el hormigón. De hecho, este material presenta importantes beneficios económicos, de disponibilidad operativa y de seguridad, en comparación con otras opciones.
Entre las principales conclusiones del informe, de las que ANEFHOP se hace eco y publica en su web, destacan que los pavimentos de hormigón suelen ser entre un 7% y un 22% más baratos que los de asfalto equivalentes, que sus costes de mantenimiento son entre un 47% y 58% menores debido a una menor necesidad de reparación en comparación con los realizados con mezclas bituminosas, y que cuentan con una mayor vida útil, reduciéndose entre un 18% y 28% los costes de construcción y mantenimiento. Estos datos indican que construir este tipo de infraestructuras con hormigón es más económico que realizarlo con mezclas bituminosas, cuya volatilidad histórica ha llevado a un aumento sostenido de los precios. Además, al construirse 2½ veces más rápido, se necesita un 67% menos de mano de obra y requieren un 38% menos de materiales que los pavimentos de asfalto.
El informe indica que los ahorros de los pavimientos de hormigón provienen en primer lugar de la ejecución, siendo estos un 25% más bajos que los habituales con mezclas bituminosas. También apunta el informe, como ya hemos comentado, que el hormigón reduce los costes de mantenimiento en las carreteras entre un 47% y 58% a lo largo de una vida útil de 40 años.
En cuanto a los beneficios operativos y sociales, la investigación muestra que gracias a los bajos niveles de mantenimiento en las carreteras construidas con hormigón se puede lograr hasta un 58% menos de cortes de carreteras e interrupciones de tráfico, lo que significa un impacto positivo en la economía local al reducirse las demoras y la probabilidad de accidentes. En lo que se refiere a los niveles de calidad y confort de conducción, estos son más altos al mantenerse durante un mayor periodo de tiempo la pavimentación en su estado original, permitiendo a su vez una reducción de los costes operativos de entre un 87 y 90% en un periodo de 40 años. Por último, este tipo de solución constructiva hace que las vías sean entre un 5% y un 15% más resistentes, pudiéndose modificarse con facilidad su textura superficial para mejorar su resistencia al deslizamiento en escenarios de tráfico de alta y baja resistencia.