Son muchas las horas que los estudiantes pasan en clase cada día, lo que supone que sea necesario crear el mejor ambiente para ellos, aunque esto en realidad no suele ocurrir. Según un estudio reciente realizado por la Plataforma de Edificación Passivhaus y la Universidad de Burgos, se observa como el 84% del tiempo lectivo, las aulas suspenden en término de temperatura ambiente, humedad relativa y niveles de CO2. Esto supone negativas consecuencias para el rendimiento escolar de los alumnos y profesores.
Para que no aumente el CO2, muchas escuelas han optado por impartir las clases con las ventanas abiertas para ventilar, pero con la llegada del invierno, esto supone un problema para la salud de las personas. La solución a esto podría estar en la construcción pasiva en madera o por la instalación de sistemas eficaces de ventilación mecánica de doble flujo.
Ventilación para mejorar la calidad del aire
El informe de la Plataforma de Edificación Passivhaus habla de la ventilación como la medida más adecuada para mejorar la calidad de aire de los centros. La conclusión es que hay que invertir en las escuelas, hay que hacer obras, dedicar fondos de la UE a la rehabilitación de centros educativos para conseguir beneficios para la salud, mejores resultados académicos, ahorro económico, beneficios ecológicos y una reactivación económica. Otros países como Alemania ya han anunciado una inversión de 500 millones de euros para mejorar la ventilación de sus edificios públicos.
La ventilación mecánica controlada de doble flujo con recuperación de calor es uno de los 5 criterios fundamentales de la edificación Passivhaus, hasta ahora centrada en lograr que el consumo energético fuera el más bajo posible. La pandemia hace que el objetivo se focalice en la salud. Los otros principios básicos de este tipo de construcciones son: un excelente aislamiento térmico, ventanas y puertas de altas prestaciones, ausencia de puentes térmicos y hermeticidad al aire.
Pasamos un 80% de nuestro tiempo en espacios interiores y es de vital importancia asegurarnos que los niveles de toxicidad sean mínimos.
Las aulas son espacios con una gran afluencia de usuarios y cambios bruscos de temperatura y los ambientes cargados conllevan que los niveles de atención y de concentración no sean buenos. Para una correcta calidad del aire interior se necesita un nivel de CO2 por debajo de 1.000 ppm y para ello debería haber un flujo de aire exterior de 30 m³ /h por persona.
Pero el nivel de CO2 no es el único factor que determina una buena calidad del aire interior. Otro elemento a tener en cuenta es la humedad relativa del aula. Cuando ésta es muy baja, es más fácil que proliferen bacterias y virus en el aire. Tampoco es correcto tener un alto nivel de humedad relativa, ya que pueden aparecer hongos y afectar al sistema respiratorio. Lo ideal es que esté entre el 40%-60% para reducir el riesgo de propagación de enfermedades infecciosas.
Residencias de ancianos
Todas estas máximas también pueden aplicarse a edificios con usuarios sensibles como las residencias de ancianos.
El sistema de prefabricación con entramado ligero de madera de ARQUIMA se basa en criterios de arquitectura bioclimática, pasiva y de màxima eficiencia energética. La compañía, que fue pionera en Construcción Sostenible en España desarrollando un sistema constructivo propio ya en 2008, ha presentado recientemente las primeras viviendas de Europa con la doble màxima certificación en eficiencia energética y en sostenibilidad (Passivhaus Premium y 5 Hojas VERDE del Green Building Council España GBCe), ubicadas en el Área Metropolitana de Barcelona y está contruyendo el primer edificio plurifamiliar pasivo de madera de las Islas Baleares en la ciudad de Palma de Mallorca.
El Covid-19 y la posibilidad de nuevas pandemias afectan de manera directa al sector de la Arquitectura y la Construcción y los expertos apuntan que la tendencia es la apuesta por viviendas y equipamientos como escuelas, hoteles, oficinas u hospitales más naturales, más sostenibles y más saludables.