Está claro que ningún edificio se construye porque sí, sino que todo sigue una lógica. Es el caso de los centros comerciales, grandes edificios que albergan un gran número de tiendas y que son diseñados para atraer al mayor número de usuarios posibles. Ahora que estamos a las vísperas del famoso Black Friday, es importante destacar la importancia de conseguir diseños constructivos basados en los patrones de consumo y ocio, que animan a los compradores a acudir a sus tiendas.
En la actualidad, conseguir optimizar la sensación de confort de los visitantes, e incrementar con ello el índice de ventas, solo se consigue mediante fachadas atractiva, zonificación adecuada de los usos, manejo de las alturas, control del ancho de las circulaciones entre locales, correcta ubicación de escaleras o ascensores panorámicos y la conveniente elección de materiales.
No cabe duda de que la arquitectura comercial debe concebirse como un espacio agradable donde el cliente se sienta cómodo a la hora de comprar. Para conseguir esto, es importante tener presentes ciertos elementos durante su construcción.
Desorientación como factor de seducción
Se ha demostrado que un individuo “perdido” experimenta un impulso consumista no dirigido a nada concreto y satisface una necesidad reprimida de exploración, de contemplación, de escoger y de elegir. Así, aunque una construcción comercial tenga sentido analizada desde una perspectiva general, el mensaje implícito de “queremos que te pierdas” siempre está presente en su arquitectura. Este sentimiento, denominado “efecto Gruen”, se encuentra, además, influenciado por otros elementos como la luz, la música y los espacios de grandiosidad o recogimiento.
Crear una atmósfera multisensorial
Es muy importante que los compradores se vean inmersos en una atmósfera multisensorial que les permita abstraerse de lo cotidiano sin que sean conscientes del paso del tiempo. De esta forma tendrán ganas de descubrir todo sin prisa. Para conseguir esto, es necesario contar con espacios unidos de tal forma que recorrerlos de la sensación de cinta de Möbius, pasando de un plano a otro sin percatarse de que se cambia de superficie. También se pueden utilizar otros elementos para ralentizar el tiempo como son la ausencia de relojes o el uso de espejos. Estos últimos, tienen la capacidad de reducir la velocidad de marcha de los clientes, ya que los visitantes supervisan inconscientemente su propia velocidad al caminar.
Puntos calientes perfectamente definidos
Durante la proyección de este tipo de enclaves, lo primero que se hace es analizar previamente los flujos y caminos que tomará la gente cuando transite por sus tiendas y zonas comunes, investigando la conducta nómada de los consumidores y detectando cuáles pueden ser los posibles puntos calientes de compra. A partir de ahí, se diseñan espacios adaptados y se añaden elementos complementarios que refuerzan el cumplimiento de estos recorridos. Por ejemplo, se ha demostrado que el tamaño y ancho de unión de las baldosas puede influir en la duración de estancia en ciertas áreas, en que se tomen determinadas rutas o en las visitas a los niveles superiores del centro. Lo mismo ocurre con el hecho de disponer de puertas amplias, ya que “invitan” al cliente a entrar en un punto determinado, o de ubicarlas en la parte derecha de las superficies comerciales, propiciando un flujo de circulación natural (recorrido contrario a las agujas del reloj).
Temperatura de confort
Disfrutar de una temperatura agradable también ayuda a la hora de aumentar las ventas. Para aumentar el número de ventas, es importante que el comprador no tenga ni frío ni calor. En este sentido, lo más importante es contar con un buen aislante térmico exterior que ayude en el ahorro de la demanda energética y la reducción de la aparición de humedades. También influye otras cosas como la ubicación de las puertas y las corrientes de aire generadas.
Colores para impulsar las ventas
Numerosos estudios han confirmado que el color tiene una influencia muy importante en la decisión de compra. Una consideración que deberá tenerse en cuenta no solo a la hora de diseñar un producto, sino también los espacios físicos de venta. Se ha comprobado que los compradores impulsivos reaccionan mejor a colores como el rojo, el naranja, el negro o el azul marino, siendo estas tonalidades las adecuadas para outlets, tiendas de liquidación, negocios de comida rápida o almacenes de grandes superficies. Por su parte, los compradores más racionales (que planean más sus compras) responden muy bien a colores como el rosa, el celeste o el azul claro, por lo que se recomendará su aplicación en tiendas de ropa tradicionales.
Soluciones acústicas para una estancia saludable
Un ruido excesivo puede resultar muy molesto a la hora de comprar. Tanto es así que, aunque no existen límites legales de exposición para ambientes interiores, la OMS ha llegado a aconsejar que se evite llegar a los 70dB para zonas comerciales. Y es que la sensación de tranquilidad, comodidad o cualquier otro estado que beneficie el proceso de compra es vital para que el cliente permanezca en una tienda o local determinado. En este contexto, la OCU recomienda estudiar bien las dimensiones de las zonas de acceso, evitar las cúpulas o grandes volúmenes y utilizar materiales con mayor absorción acústica para evitar la reverberación.