Situada en el madrileño barrio de Peñagrande en Madrid, los arquitectos Álvaro Becerra + Manuel Mancho se han encargado del cambio de uso a vivienda y reforma integral de un bajo comercial de 85 m2 que convive en el interior de una urbanización cerrada con sus zonas comunes y vecinos.
La solución al reto de llenos y vacíos de una geometría comprometida y un espacio desescalado se ha resuelto con la idea simple de línea vertebradora. Se plantea un límite separador de elementos que permite conformar estancias habitables hacia la fachada exterior frente a la optimización de espacios intercalados en su límite más irregular. El resultado es la comprensión fácil y evidente del concepto de la vivienda entorno a su eje principal: el longitudinal.
Este espacio vertebrador y versátil compone estancias y mobiliario imprescindible de la vivienda: baño principal, armario principal, aseo independiente, ducha independiente, armario cocina, zócalo, estanterías y frente de salón ad hoc.
Dos niveles según uso
En la reforma el objetivo era transformar el espacio en habitáculos cómodos diferenciando la estancia principal con altura completa (salón + cocina) de habitaciones en un nivel más reducido pero acogedor. La línea vertebradora ayuda y compone el recorrido entre ambos ambientes.
El salón con cocina integrada de 3.80 m de altura es la solución perfecta para los propietarios, pareja joven con perro, como punto de reunión de familiares y amigos. La clave del diseño reside en la isla central que integra los principales electrodomésticos pero que no los hace visibles al salón. Es por ello que desde allí, todo el conjunto es mobiliario y decoración sin perder la versatilidad de cocina en momentos puntuales.
Alineada en el eje principal quedan los escalones que salvan la cota de las 2 habitaciones con un ambiente diferenciado. En ambos casos los vanos de ventanas al exterior se plantean en diagonal al acceso del habitáculo para reforzar loa puntos de fuga.
Luminosidad y armonía visual
Un sobrio juego de materiales que coexiste con la amplitud del espacio de la vivienda gracias a la gran superficie de ventanas rasgadas de suelo a techo que permiten la entrada de luz natural.
La elección de los materiales se ha basado en el contraste de la luz con los tonos oscuros del pavimento de piedra, el mármol del zócalo y los reflejos del vidrio negro. Combinados con tejidos naturales como el lino de las cortinas, vegetación, textiles y resto de decoración en toda la gama de neutros, aportan una sensación exclusiva, a la vez que cálida y confortable.
Autores: Alvaro Becerra García y Manuel Mancho Sanchez de AtresArquitectos.com