Un edificio pasivo para el nuevo Guarderío de Medio Ambiente de Estella

El nuevo Guarderío de Medio Ambiente de Estella se ha diseñado para tener un bajo impacto ambiental. Para ello, se han centrado en la reducción de los impactos en el uso de materiales, reducción de las demandas energéticas y recuperación del medio natural.

La comunidad de Navarra, es actualmente la región española que cuenta con un número mayor de proyectos con certificación Passivhaus, aunque la mayor superficie certificada está en el País Vasco. Con el proyecto del Guarderío de Medio Ambiente de Estella, un proyecto que busca servir como base para otros futuros.

guarderio forestal de estella

Descripción

Se opta por un diseño de alto grado de abstracción formal, de modo que el edificio tenga un carácter escultórico y objetual en el entorno. Se pretende un edificio compacto visualmente y eficiente energéticamente.

Se plantea una distribución clara y funcional, que concentra los espacios de servicio, descanso y vestuario en la zona norte, y las zonas de trabajo y oficina en la parte sur. Estos espacios quedan separados por un pasillo acristalado hacia las oficinas.

Los espacios de oficina y sala de reuniones se conciben como una franja funcional que podrá ser distribuida a demanda en el futuro y que asoman al exterior a través de un espacio intermedio de mantenimiento creado por una gran celosía de madera.

El nuevo edificio deberá servir como base conceptual para otros similares en el futuro: una edificación icónica, compacta y eficiente energéticamente, realizada con materiales naturales y empleando la mejor tecnología disponible, en favor de la sostenibilidad. El empleo de una envolvente de madera altamente industrializada, aporta la idea de que el respeto al medio ambiente no entra necesariamente en conflicto con la tecnología.

Soluciones constructivas

Entre las opciones estructurales existentes, el empleo de los paneles de CLT tiene varias ventajas: la posibilidad de generar las piezas necesarias en fábrica para su posterior traslado y el rápido ensamblaje en el lugar. Este sistema facilita una gran libertad formal que permite llegar al objetivo que perseguía el estudio: que el edificio tuviera una cualidad casi orográfica. Además, la madera es un material natural, renovable y que funciona como “depósito” de CO2 .

Se pretendía que el edificio, de unos 280 metros cuadrados, se viese como un “elemento natural”, y dado que iba a poder ser visto tanto desde los diferentes frentes como desde una posición elevada era necesario encontrar un sistema de revestimiento que permitiera tanto su uso en fachadas como en las cubiertas. La solución fue un revestimiento continuo que permitía solucionar la impermeabilidad del edificio en un segundo nivel: un revestimiento de madera con sistema ventilado en el caso de la cubierta. La madera empleada es pino Douglas termo tratado, coloreado por proceso de impregnación.

Protección solar

Un edificio a resolver en una única planta conlleva un mal coeficiente, de forma que aumenta las pérdidas en invierno. Estas pérdidas pueden compensarse con las ganancias solares y las cargas internas. Para lo primero, los huecos del edificio se orientan a sur. Sin embargo, ese mismo mal coeficiente de forma aumenta las ganancias en verano, que deben de minimizarse. Para esto último, se recurrió a un alero que protege el gran ventanal a sur de la zona de trabajo. El alero reduce las ganancias en verano y las permite en invierno, pero el alero por sí solo se mostraba como un elemento insuficiente. Para solucionarlo, se optó por añadir una celosía de madera que, además, se convierte en elemento de seguridad del edificio.

Estrategias pasivas

Acorde con las tareas desarrolladas en el interior del Guarderío, se planteó un sistema de construcción respetuoso con el medio ambiente y con un consumo energético casi nulo; el proyecto ha obtenido la certificación Passivhaus del Passive House Institute (PHI). El sistema estructural facilitaba la continuidad del aislamiento por el exterior del edificio, colocando un aislamiento bajo la losa de cimentación, y dándole continuidad por el exterior de la cáscara estructural de CLT. Esto reducía la presencia de puentes térmicos y su magnitud.

El CLT tenía un componente de confort sensorial que venía de dejarlo visto al interior. Esta apuesta obligaba a ejecutar la estanqueidad por el exterior de los paneles y, para evitar las condensaciones intersticiales, se optó colocar una lámina con doble Sd en la cara exterior del tablero para minimizar la salida del vapor de agua hacia el exterior, pero permitir el flujo del mismo hacia el interior.

Para garantizar una cantidad continua de aire fresco y filtrado, y una temperatura interior confortable en una zona climática D2 como Estella, se instalaron dos equipos de ventilación con recuperación de calor: Zehnder ComfoAir Q600 y Zehnder ComfoAir Q450. El primero tiene un volumen de aire de hasta 600 m3/h a 200 Pa y el segundo de 450 m3/h. Estas unidades, que tienen un consumo energético muy bajo, logran una recuperación de calor de hasta un 96%, garantizando aire de calidad, sin polvo y una humedad adecuada. Un sistema de By-pass modulante en línea permite obtener una información continua del clima exterior e interior a través de unos sensores de humedad. De este modo, es posible adaptar el clima interior en función del promedio de las lecturas obtenidas durante los días anteriores.

Además, gracias al sistema de precalentamiento modular, es posible un control de la temperatura de entrada del aire y optimizar así su suministro, reduciendo las pérdidas de presión y el consumo de electricidad.

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