El arquitecto Johnson Chou fue el encargado de cambiar la apariencia de esta casa levantada en Toronto en 1930 y donde sus dueños querían darle un aire nuevo pero manteniendo su diseño original. En este rediseño, se han conservado los ladrillos originales que fueron utilizados para su construcción.
A la hora de renovar la casa, se buscaba una mayor penetración de la luz natural y mejor ventilación, y para lograrlo se ha apostado por hacer uso de cristales, lo que muestra una sensación de respeto y maravilla.
Desde el exterior se ve la casa como algo aparentemente modesto, en concordancia con las que están a su alrededor, pero una vez que se entra en ella, se ve que el interior está formado por algo especial que la hace única dentro del barrio donde fue levantada.