En la bonita bahía de Pollença (Mallorca) nos encontramos una construcción del siglo XIX que acogía una casa de pescadores. Ahora, gracias al trabajo de Marès Arquitectura, Paisatge i Territori, se ha reformado para convertirla en una vivienda biopasiva. Para hacer realidad este proyecto, el arquitecto ha trabajado en diferentes estrategias pasivas.
Aislamiento y eliminación de puentes térmicos
Para conseguir un mejor aislamiento, se ha utilizado fibra de madera de diferentes tanto en el interior como en toda la envolvente. De esta forma se evitan los puentes térmicos.
El aislamiento se utiliza internamente por diferentes razones. La arquitectura mediterránea utiliza voladizos, porches y otros elementos de control solar y crea espacios exteriores cubiertos. Todo ello hace que el uso del aislamiento en el exterior dificulte su implantación y encarezca el sistema, mientras que su uso en el interior reduce mucho la cantidad de material y por tanto los costes. También ayuda con problemas de puente térmico. Para compensar, la inercia del pavimento interior aumenta con el uso de materiales de mayor espesor y alta densidad, como la grava local y la piedra.
Elementos pasivos de captación solar y acumulación de calor
La captación solar pasiva se realiza con los ventanales a sur junto con la gran inercia de los pavimentos y sus bases. El alto grado de aislamiento de la envolvente, así como su estanqueidad, evita en gran medida esa pérdida de calor.
Elementos pasivos de refrigeración o acumulación de frío
En la latitud en la que se encuentra la vivienda, la estación más penalizada es el verano. Además, el emplazamiento de la edificación, ubicada en un lugar expuesto que favorece mucho la ventilación cruzada mediante la brisa marina, el “embat”, provoca viento térmico procedente del mar en horas diurnas y del interior en horas nocturnas.
Asimismo, en los meses más calurosos se hace uso de la abertura de ventanales durante la noche, consiguiendo que la disposición de la ventilación cruzada refrigere el interior de la vivienda y se acumule ese frescor en la inercia térmica de los pavimentos interiores.
Se utiliza un pozo canadiense, construido mediante la colocación de 45 ml de tubos en una cota inferior a la cimentación. Mediante el aire que cruza a través de ellos y con el contacto con el terreno se consigue disminuir considerablemente el aire que entra al recuperador de calor y que posteriormente se introduce en la vivienda.
Elementos o sistemas de refrigeración activa.
El recuperador de calor entálpico Zehnder ComfoAir Q450 ERV, junto al pozo canadiense, aportan una mejora en el control de la temperatura y la humedad. Asimismo, se hace uso de una pequeña bomba de calor de 2.924 kcal/h sobre todo para el control de las cargas térmicas programando su uso puntual. La energía consumida proviene de las placas solares fotovoltaicas.
Calidad del aire interior
La utilización del recuperador de calor de Zehnder ComfoAir Q450 ERV, junto al ya mencionado pozo canadiense, favorece la calidad del aire interior de la vivienda. Estos intercambiadores recuperan la energía del aire de expulsión y la transfieren al aire de impulsión, manteniendo además una humedad constante del 60 % siendo la exterior del 90% al 100%.
Según los datos obtenidos por la monitorización, las cargas internas de la edificación cubren prácticamente la demanda de temperatura en épocas frías.
Calentamiento de agua caliente sanitaria
Se usa un equipo de aerotermia con acumulación apoyado por la energía producida por las placas fotovoltaicas.