En un contexto marcado por el avance del calentamiento global y la necesidad urgente de mitigar sus efectos, en España, 1.700.452 hogares en edificios plurifamiliares cuentan con calefacción central, lo que representa el 9% de las viviendas principales, según datos del Instituto Nacional de Estadística. De estos hogares, el 98% utilizan combustibles fósiles, como gas natural, gasóleo y gas licuado, para su funcionamiento. Estas calefacciones no solo son contaminantes y energéticamente ineficientes, sino también costosas de mantener. En línea con el proceso de descarbonización impulsado por la Unión Europea, el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE) ha presentado hoy el informe titulado Descarbonizar las calefacciones centrales en España: Contexto y soluciones para su impulso.
El informe, desarrollado con financiación de la European Climate Foundation (ECF) y en colaboración con Tecnalia, ofrece un análisis detallado de la situación actual, resaltando el reto que enfrenta España en términos territoriales. También presenta soluciones prácticas para promover la descarbonización de las calefacciones centrales y superar los obstáculos que dificultan la transformación integral del parque edificado. Se estima que cerca del 60% de las viviendas en España requieren una rehabilitación energética.
Durante la presentación del informe participaron figuras destacadas como Maite Verdú, directora general de Vivienda, Agenda Urbana y Arquitectura del Ministerio de Vivienda; Marta Vall-llossera, presidenta del CSCAE; Pablo de Agustín Camacho, investigador de Tecnalia; Elvira López, coordinadora de la Red de Oficinas de Apoyo a la Rehabilitación (Red OAR) de los Colegios de Arquitectos; y Laureano Matas, secretario general del CSCAE.
Marta Vall-llossera subrayó que las calefacciones centrales alimentadas por combustibles fósiles representan una “fuente significativa de emisiones de CO2” y que su descarbonización es esencial. Sin embargo, destacó la importancia de abordar la rehabilitación de edificios de manera integral. «Cada edificio es único, por lo que es necesario realizar un estudio previo para adaptar las intervenciones a los recursos disponibles y evitar sobrecostes. Al realizar las rehabilitaciones por fases, pero con un objetivo claro, se logra una mayor eficiencia en el proceso», señaló.
El informe cobra especial relevancia no solo por el análisis que ofrece, sino también por el contexto en el que se produce. La nueva versión de la Directiva europea de Eficiencia Energética de Edificios, que entró en vigor el 8 de mayo, deberá ser transpuesta a la legislación española en un plazo de dos años. Esta normativa establece medidas clave relacionadas con la calefacción, como la obligación de los Estados miembros de implementar Planes Nacionales de Rehabilitación de Edificios. Estos planes deberán abordar la «eliminación progresiva de los combustibles fósiles en la calefacción y refrigeración», con vistas a su completa erradicación para 2040. Además, a partir de enero de 2025, se prohibirán los incentivos financieros para la instalación de calderas que funcionen con combustibles fósiles.
Este informe del CSCAE representa un paso importante hacia la transición energética en el sector residencial, ofreciendo un marco claro para la descarbonización de los sistemas de calefacción en España y alineándose con los objetivos de sostenibilidad de la Unión Europea.
Mapa de las calefacciones centrales en España
Partiendo de los datos del Censo de Población y Viviendas 2021 y de la Encuesta de características de la población y las viviendas 2021, elaborados ambos por el Instituto Nacional de Estadística, el informe Descarbonizar las calefacciones centrales en España. Contexto y soluciones para su impulso se completa con estimaciones propias del equipo investigador de Tecnalia para dimensionar el reto que suponen las calderas colectivas en nuestro país.
Para aproximarse al volumen de viviendas principales con caldera colectiva, el estudio establece tres periodos constructivos que revelan que el 53% de las viviendas con caldera colectiva (901.239) son anteriores al año 1981; un 42% (714.190 viviendas) se construyó entre 1981 y 2010, y un 5% (85.023) es posterior a 2010. De ellas, el 87,9% de las viviendas con calefacción central (1.494.001) emplean combustibles fósiles, de los cuales el gas natural es el más común, con el 44,8% del total, seguido del petróleo o derivados como el gasóleo de calefacción (39,6% del total).
Existe una distribución muy heterogénea de calderas en la península, con una clara concentración de casos en determinadas provincias. Siete provincias acumulan casi el 60% de las viviendas con caldera colectiva, siendo muy llamativo el caso de Madrid, con un 30% del total nacional de viviendas con calefacción colectiva (509.514 viviendas). Le siguen Zaragoza y Barcelona, ambas con un 6,54% (111.283 viviendas, en el caso de Zaragoza y 111.221, en la ciudad condal); Bizkaia, que concentra el 5,2% (88.502 viviendas); Asturias, que, con un 4,06%, cuenta con 69.000 hogares; Navarra, con el 3,76% (63.900 viviendas), y Pontevedra, con el 3,08% (52.402).
También el peso relativo entre el total de viviendas de cada provincia es diferente, lo que termina por convertir la descarbonización de calefacciones centrales en una apuesta de gran interés para las provincias en las que se suman un mayor peso entre el total de sus viviendas y/o concentración.
En Barcelona, Madrid o Bizkaia, que presentan los mayores volúmenes de viviendas con caldera colectiva, sin embargo, este tipo de viviendas suponen un porcentaje inferior al 21% de las viviendas principales de la provincia. Por el contrario, en Navarra o Zaragoza, existe un considerable volumen de este tipo de viviendas con respecto al total de la provincia, representando más del 21% de las viviendas principales de dichas provincias.
Según el estudio, el mayor porcentaje de viviendas con caldera colectiva se encuentra en viviendas construidas antes de 1981. En Madrid, Zaragoza, Barcelona, Bizkaia y Asturias, que concentran el mayor volumen de hogares con caldera colectiva, las viviendas construidas antes de 1981 representan el 49% de las viviendas totales de la provincia. En consecuencia, son las que presentan las mayores necesidades de rehabilitación y las que pueden suponer una mayor oportunidad para la descarbonización del parque edificado.
Asimismo, teniendo en cuenta la demanda de calefacción promedio de los edificios de más de tres plantas, el informe identifica que las mayores oportunidades de ahorro en el consumo que se pueden conseguir de la rehabilitación de viviendas se localizan en las capitales de provincia de Castilla y León y Navarra, y de las provincias de Lugo, Álava, Guadalajara, Cuenca y Teruel.
Soluciones para impulsar la descarbonización
El informe Descarbonizar las calefacciones centrales en España plantea ocho recomendaciones para impulsar la sustitución de estos sistemas de una forma que, además de contribuir a alcanzar los objetivos marcados por la UE, redunde en el bienestar de la ciudadanía con medidas eficaces y duraderas en el tiempo.
- Importancia de la visión integral del edificio. La descarbonización de las calefacciones centrales no puede desvincularse de la mejora de la envolvente térmica, puesto que, a pesar de no ser una componente del sistema de calefacción centralizado, sus características afectan directamente al dimensionamiento de los equipos y, por lo tanto, a sus emisiones. En consecuencia, antes de cualquier obra, se aboga por realizar un análisis integral del edificio para no intervenir de forma parcheada. Programar las obras con una visión global y de la mano de profesionales cualificados aporta mejores resultados y ahorra dinero.
- La calefacción centralizada acelera la descarbonización. Hace más viable la intervención por el reparto de costes y, además, el funcionamiento centralizado permite una mayor eficiencia en la gestión del sistema durante su funcionamiento, ya que agrupa a muchas viviendas, y también ante posibles mejoras. En los ejemplos estudiados, las redes urbanas de calor y frío se perfilan como uno de los sistemas más eficientes para lograr la descarbonización.
- La concentración de casos en el territorio es una oportunidad. Puesto que cinco territorios concentran el mayor volumen de calderas centralizadas, sobresaliendo Madrid, con un 30% de los casos, el estudio aboga por desarrollar estrategias de impulso a la rehabilitación adaptadas a las necesidades específicas que plantea la descarbonización de las calefacciones.
- Necesidad de incentivos adaptados. El impulso de la descarbonización requiere de instrumentos de fomento diseñados para superar barreras vinculadas al sistema de propiedad horizontal, a la posibilidad de no abordar el edificio con una visión integral y a la complejidad de las soluciones técnicas más ambiciosas. Para ello, se aboga por instrumentos que eviten estratificar las distintas intervenciones en el edificio; por establecer incentivos adicionales que posibiliten soluciones de descarbonización ambiciosas y por que los Certificados de Ahorro Energético (CAE) contabilicen los ahorros a medio y largo plazo. Solo así, las comunidades de propietarios verán atractivo hacer rehabilitaciones profundas.
- Mejora de la calidad y disponibilidad de los datos. Es precisa una fuente regular que permita dar seguimiento al reto de las calefacciones centrales y al cumplimiento de las políticas asociadas. Aunque el presente estudio parte de las informaciones fidedignas del INE, extraídas del Censo de Vivienda y de la Encuesta de características esenciales de la población y las viviendas, de 2021, el resultado es una estimación. La mejora en la producción de datos oficiales (tanto en cantidad como en calidad) en el ámbito de la edificación y sus instalaciones contribuiría a definir mejor los retos del sector, sus políticas y seguimiento y para favorecer la detección de necesidades de mercado y la generación de empleo y negocio.
- Impulsar oportunidades y minimizar incertidumbres. Reformar un sistema de calefacción y/o ACS centralizado en una comunidad ya habitada presenta una serie de retos técnicos y sociales, incluso para alcanzar acuerdos en la comunidad, y el resultado que se espera es que sea un nuevo sistema térmico más eficiente, sostenible y que perdure. Sin embargo, optar por una tecnología y por un combustible o vector energético está acompañado de incertidumbres que pueden impactar a medio plazo en la opción escogida. En algunos casos, se trata de tecnologías o vectores energéticos cuya perspectiva podría empeorar en los próximos años, mientras que otras podrían ser más atractivas en función de la ambición de las políticas públicas al respecto.
- Aprovechar la normativa técnica para impulsar la descarbonización. En sintonía con las exigencias establecidas en el Código Técnico de la Edificación (CTE), sería adecuado incluir el indicador de consumo de energía primaria total en el Certificado de Eficiencia Energética (CEE), incluyendo sus procedimientos simplificados. Igualmente, sería conveniente la actualización recurrente de los documentos ministeriales sobre factores de paso reconocidos de CO2, energía primaria no renovable y energía primaria total para reflejar la progresiva descarbonización de la red eléctrica y la que pudiera venir en un futuro del sistema gasista.
- Conclusiones sobre las tecnologías estudiadas. Las ventajas de unas soluciones técnicas frente a otras vendrán condicionadas por el sistema y combustible de partida, la zona climática donde se emplazan, los condicionantes técnicos intrínsecos al edificio, o disponibilidad de conexión a redes energéticas. Por lo tanto, no existe una solución óptima única para todo el territorio nacional, ni para toda casuística. Será el/la profesional y los usuarios involucrados en cada proyecto quienes prioricen una solución u otra en función del grado de intervención, el compromiso medioambiental y la inversión que pueda plantearse.