Noormal Studio, despacho de arquitectura e interiorismo con sede en Alicante y con la misión de superar los límites del diseño tradicional, ha finalizado el ambicioso proyecto de renovación de la sede de Extrusax, compañía líder en el sector de la extrusión de aluminio.
El Proyecto Extrusax, desarrollado entre 2023 y 2025, ha supuesto una transformación integral tanto en la imagen como en la funcionalidad de las oficinas centrales de la empresa, situadas en Sax junto a la autovía Madrid-Alicante. Con una superficie de 915 m² distribuidos en varios niveles, la intervención se presenta como un ejemplo de diseño corporativo innovador, comprometido con la sostenibilidad y concebido para reforzar el vínculo emocional entre la arquitectura y la identidad empresarial.
“Desde el primer momento entendimos que el cliente quería transmitir potencia, impacto”, explican Ángel Sánchez y José Manuel Nolasco, socios fundadores de Noormal Studio. “Nuestra labor fue traducir esa intuición en una arquitectura con presencia, técnica, pero también emocionalmente conectada con quienes la habitan”. Para ello, continúa el arquitecto, “trabajamos mano a mano con el cliente durante años y utilizamos sus propios recursos, el aluminio, para convertirlo en uno de los ingredientes fuertes del proyecto”.
Una fachada de aluminio que habla, cambia y brilla
El principal desafío y a la vez sello distintivo del proyecto ha sido la creación de una fachada de doble piel, diseñada por Noormal Studio para dar respuesta a una de las mayores dificultades: la orientación oeste, especialmente exigente en el clima levantino. La solución se materializó en una envolvente exterior compuesta por lamas de aluminio diseñadas a medida, capaces de filtrar la radiación solar y generar un aspecto cambiante a lo largo del día.

En total, la fachada está formada por 107 lamas de hasta 12 metros de longitud, cada una equipada con iluminación LED indirecta. La luz se proyecta suavemente sobre la superficie curva de la lama vecina, creando un efecto dinámico y envolvente que varía según la perspectiva del observador. Esta propuesta convierte la fachada en una especie de instalación lumínica viva, especialmente impactante para quienes transitan por la autovía, funcionando como un escaparate de innovación para la empresa. Desde el estudio explican: “Queríamos que la fachada tuviera movimiento, que transmitiera vitalidad. Al acercarte desde Madrid, percibes cómo cambia. No es solo estética: es una declaración de que esta compañía está activa, es innovadora y sabe trabajar con la complejidad de su propio material”.
Para hacerlo posible, Noormal Studio y Extrusax desarrollaron conjuntamente una matriz exclusiva que permitió fabricar las lamas con una sección en forma de estrella de tres puntas. Esta geometría aporta volumen, reflejos controlados y un carácter escultórico singular a la fachada. Asimismo, la estructura cuenta con un sistema de soportes y anclajes diseñados específicamente para este proyecto.
El resultado final es una fachada con tres lecturas diferentes: durante el día se muestra sólida y contundente; al caer la tarde, comienza a revelar el interior iluminado; y por la noche, la luz transforma el aluminio en un volumen ligero, vibrante y lleno de movimiento.
Interiores verdes, luminosos y conscientes

La filosofía del proyecto no se queda en la envolvente. El interior de la nueva sede de Extrusax es un manifiesto a favor del bienestar laboral y la biofilia. El espacio se organiza en diferentes niveles: zonas comunes en la planta baja, área operativa en la primera y dirección general en la planta superior.
En el corazón del edificio, un atrio con lucernario cenital acoge un impresionante jardín vertical de 11 metros de altura, realizado con vegetación preservada. A sus pies, un jardín natural aporta oxígeno, humedad y referencias visuales a todas las plantas, generando un núcleo verde que actúa como filtro visual, acústico y emocional.
“Queríamos un pulmón verde real. Un espacio que aportase confort, olor, humedad, y que humanizara el entorno de trabajo. La luz natural, la vegetación y una buena acústica son claves para que las personas trabajen a gusto”, explica ahora Ángel Sánchez.
Desde los suelos cerámicos de gran formato de Living Ceramics hasta los techos acústicos de PET reciclado y Cleaneo de Knauf, cada elemento ha sido pensado para crear un espacio funcional, cálido y mínimamente intervenido. Todo el mobiliario, desde las mesas de juntas hasta las sillas de dirección, ha sido fabricado a medida, con acabados en roble natural y lacados en grises neutros (RAL 7030 y 7016). La línea visual se mantiene a 2,30 metros en todo el edificio: puertas (en su mayoría escamoteadas), ventanas, muebles y luminarias siguen esta cota para generar una continuidad visual homogénea.
Entre las marcas y proveedores involucrados en el proyecto se encuentran ONOK Lighting(iluminación), DILE Office, Vitra, Narbutas (mobiliario), Guardian Sun, Laam, DAIKIN (climatización de última generación), entre muchas otras.
En el día a día, el edificio da servicio a 25 empleados de los más de 300 que componen la plantilla de Extrusax. Su diseño conecta física y simbólicamente con la planta de producción, a través de una pasarela que une directamente el área de oficinas con las líneas de extrusión. Un gesto más que subraya el orgullo de producto y el vínculo entre la parte ejecutiva y la operativa de una empresa como esta.
“Este proyecto no podría haberse hecho sin el compromiso total del cliente. Nos dejaron entrar hasta la cocina: hablar con técnicos de extrusión, de matrices, con mantenimiento, con dirección general… Y eso ha sido clave para llegar al nivel de detalle que queríamos”, relata Nolasco. “Desde el estudio queríamos ponernos a prueba y consolidar nuestra capacidad para transformar espacios industriales, como éste, en arquitecturas cargadas de intención donde el diseño y la técnica se funden para dar forma al futuro de las empresas. Y, a la vista de los resultados y la satisfacción del cliente, creemos honestamente que lo hemos logrado”, concluye por su parte Sánchez.