La duda sobre si es mejor el aislamiento externo que el aislamiento interno o viceversa es muy común, tanto a la hora de construir nuevos edificios como cuando se plantea un nuevo aislamiento en una casa la existente. Y solo puede resolverse tras tener en cuenta muchas variables sobre las características de la construcción.
Un aislamiento, cualquiera de ellos, debe ser eficiente y continuo (incluyendo paredes, suelo y techo), evitando puentes térmicos que favorezcan la aparición de humedad y de condensación. De esta manera, el edificio también será eficiente y no se desperdiciará energía. Para saber si es mejor el aislamiento externo o interno y qué tipo de aislamiento te conviene según tu caso, lo mejor es consultar con una empresa especializada en aislamiento térmico de fachadas, los mejores para estudiar tu caso y asesorarte.
Ventajas del aislamiento externo
Existen diferentes tipos de aislamiento externo, pero todos tiene en común que ofrecen la mayor eficiencia. Sus ventajas son:
- Aísla contra el ruido
- Elimina los puentes térmicos
- Evita problemas de humedad y de condensación
- Aprovecha la inercia térmica de los muros manteniendo el fresco en el interior durante el verano y disminuyendo la pérdida de calor durante los meses más fríos
El aislamiento externo más usado y eficiente es el SATE (sistema de aislamiento térmico para exteriores) ya que, además de las ventajas anteriores, incluye también:
- Menor espesor añadido a los muros exteriores
- Bajísimo mantenimiento
- Capa protectora frente a los fenómenos meteorológicos
- Gran variedad de acabados finales (texturas, colores, etc.) que permiten renovar el diseño del edificio
Para saber si el SATE es el aislamiento exterior adecuado para tu caso o si se pueden valorar otras opciones, deberás consultar con una empresa especialista en aislamiento de fachadas.
Cuando usar el aislamiento interno
Aunque los aislamientos exteriores tienen muchas ventajas y causan menos molestias a los habitantes de los edificios, los aislamientos interiores son la única opción en algunas ocasiones por motivos legales o prácticos.
Un aislamiento interno es la mejor opción cuando se necesita aislar un edificio histórico al que no se le puede modificar la fachada, cuando el edificio tiene una superficie externa completa por materiales o por formas, cuando hay que aislar viviendas individuales y no se ha llegado a un acuerdo con el edificio en conjunto o cuando existen otras paredes cercanas que impiden la instalación de un sistema de aislamiento exterior.
También existen diferentes tipos de aislamientos internos en función de la problemática del edificio y de los que se quiera conseguir. En cualquier caso, será el profesional del aislamiento el que asesore e indique cuándo usar el aislamiento interno y cuál es el mejor.
¿Cuál es mejor?
Habiendo conocido las ventajas y las características de los aislamientos externos e internos, se puede afirmar que el aislamiento externo ofrece más beneficios. Sin embargo, no siempre puede instalarse, y es ahí donde entran en juego los aislamientos interiores.
Dado que cada inmueble tiene unas características muy particulares, cada proyecto de aislamiento debe ser analizado y estudiado por los profesionales de la empresa de aislamientos.